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sábado, 31 de diciembre de 2016

Vals 2016

Un repaso a mi trabajo artístico en este año que termina, que ha resultado un año en rojo y azul...En la música un recuerdo al poeta García Lorca y a Leonard Cohen



jueves, 22 de enero de 2015

Instalación verbal y visual para "El azul sobrante" (José Jiménez Lozano)


El azul sobrante (José Jiménez Lozano, 2009) 

El único inconveniente que tiene esta pintura es que dura miles y miles de años. O, más bien, no se quita nunca, porque es una pintura de antes de la vida y de después de la muerte. 

Termino la lectura de los cuentos de Don José con la viva impresión de haber encontrado el azul primero y último, ese  fondo en continuo movimiento para la humanidad pasada, presente y futura. Son historias tan reales que me dejan perpleja,  despiertan el azul profundo de la conciencia y estimulan las ganas de saber más...







“..a ella la sobraba casa, como la había sobrado siempre” así es un corazón tierno, que se duele y tiembla ante el dolor ajeno, le sobra casi todo




 











“La paulita que volvía del obrador con el servicio del chocolate en una bandeja se quedó como petrificada…” Con la confianza no se juega



  





“Y su hija se rio, pero la aseguró que ya la explicaría ella las cosas…” tan mansa la sabiduría como impertinente la vanidad





“Pero él no reposaba, de todas maneras, “y un día se decidió ir al médico, porque le dolían los riñones…”
La conciencia se abre paso como la madeja oculta que encontramos tirando del hilo suelto o el que soltamos para que otros tengan piedad y tiren de él cuando falta valor









“Ya estuvimos de acuerdo desde el principio en que todas hemos pensado en lo mismo. En lo que variamos es en las fantasías y los métodos.”
Memoria acomodadora y lengua enredadora






“Las paredes de ese su despacho estaban cubiertas con estanterías, y cinco o seis vasares de ellas estaban ocupados con las obras de Baruch de Spinoza y estudios sobre ellas”
Vanalidad del mal?, no sé.  Con apaños para el terror y  la negrura del propio corazón





Pagina web


“Pero él no abría la boca. Y al final de sus años ya nadie se reía de él, sino todo lo contrario, y la gente decía que por qué una muchacha desnuda o vestida no podía parecerse a un ángel”

Goya. Ermita de San Antonio de la Florida (Madrid)






Inmaculada Cuesta. Segovia, enero de 2015

viernes, 28 de noviembre de 2014

Bach para variaciones de SUPERVIVENCIA


Naturaleza viva
Naturaleza viva y asfalto
Naturaleza sobre fondo fuera de lugar

jueves, 6 de noviembre de 2014

Casa Museo de Antonio Machado (Segovia)

Mi homenaje a Antonio Machado en 2009

"Soria, 1909" Retrato de Machado y Leonor. Obra de Inmaculada Cuesta

¿Y ha de morir contigo el mundo mago
donde guarda el recuerdo
los hálitos más puros de la vida,
la blanca sombra del amor primero,
la voz que fue a tu corazón, la mano
que tú querías retener en sueños,
y todos los amores
que llegaron al alma, al hondo cielo?
¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo,
la vieja vida en orden tuyo y nuevo?
¿Los yunques y crisoles de tu alma
trabajan para el polvo y para el viento?

Antonio Machado
(Soledades, galerías y otros poemas, 1907)

Visita a la Casa Museo de Antonio Machado en Segovia (5 de noviembre de 2014)

Lugar "intacto", donde es fácil trasladarse a su poesía

Foto MAQ

Foto MAQ

Foto MAQ

Foto MAQ

Foto MAQ

Foto MAQ

Foto MAQ

Foto MAQ



lunes, 3 de noviembre de 2014

AUTORRETRATOS

 AUTORRETRATOS 









Foto MAQ
Tengo una amiga de las de verdad, que veo poco, es una pena…, y desde hace unos años, además nos vemos poco y brevemente. Nuestros encuentros se han resumido tanto que son intercambios exprés de tesoros. Este verano sacó de su caótica cesta de campo “AUTORRETRATO CON RADIADOR”, de Christian Bobin, de la editorial Ardora -también exprés-; con su dulce y bajo tono de voz me dijo más o menos que no podía dejar de leerlo, tomé nota, lo encargué en una               librería, me marché fuera, volví, me olvidé y hace unos días pasé a recogerlo.


    Me lo he bebido de un trago y me ha sabido a gloria. Un libro que respira luz,  belleza y fe, tan           necesarias para vivir como el agua y el pan. Un libro que escucha…


Un libro, un verdadero libro, no es alguien
que nos hable, es alguien que nos oye,
que sabe oírnos
(Martes 1º de octubre)

Bobin nos cuenta lo que le dicen, y se dicen,  las flores; que Mozart suena azul cada mañana ante un café negro, nos habla de…

Las cosas pequeñas, las cosas perdidas
que no tienen valor para nadie
salvo para Dios-una hierba loca,
una mota de polvo, la tristeza de los pobres
(Jueves 30 de mayo)

Es a mitad del diario, el miércoles 4 de septiembre, cuando nos pinta su autorretrato

(…) Yo vivo como toda la gente de esta ciudad en el interior del gigante, en una parte de su cuerpo, en el extremo de la ciudad. Y escribo. Y soy incapaz de tomarme en serio esta actividad que es, desde hace seis años, la única de mi vida y que me da dinero más que suficiente para vivir y dormir con un sueño verdadero, profundo. Ayer fui a pagar mis impuestos. Delante de mí, había un hombre que estaba en el paro. Yo iba a dar dinero, y lo que iba a dar no iba a quitarme el sueño. Él, poco más o menos de mi misma edad, venía a pedir que no le quitasen lo poco que le quedaba. ¿Por qué existe una diferencia tan grande entre la gente con los destinos que se les asignan? Yo no me aflijo viendo que mis libros me aportan pan y sueño. Lo que me dan,  lo tomo. Pero al ver a ese hombre pensé que no soportaba a los escritores cuando hablan con cara de mártires del sufrimiento de escribir, de la dificultad de su trabajo. Un trabajo, es algo que os pueden quitar un día. Conozco escritores pobres, no conozco ninguno que esté en el paro: privado de escribir –y por consiguiente de dicha, porque no hay que andarse con cuentos: escribir es una pura dicha, y cualquier otro razonamiento sobre ello es repugnante. Tengo cuarenta y cinco años, el paso de una mujer en mi vida me deslumbró, me derribó o mejor me puso en mi sitio, un paso lleno de esplendor y finura, como el viento cuando golpea los pétalos de una rosa. Hoy el viento ya no pasa, el viento está bajo tierra desde hace trece meses y mi corazón sigue floreciendo (…). Este es mi autorretrato del miércoles 4 de septiembre de 1996, mañana habrá cambiado y tal vez ya esta noche. Lo escribí para que vosotros escribáis el vuestro a vuestro modo (…)

Acepto la invitación hoy, domingo 1 de noviembre, para dejar aquí  mi autorretrato en las imágenes que he fotografiado esta semana, camino del estudio, entre polígonos industriales, plagados de desechos de papel, plástico, cartón, que me han servido como fondos de pequeñas plantas secas que ya han vivido su primavera y verano;  otras  han revivido al sol de este raro otoño.

Autorretrato o “Naturaleza sobre fondo fuera de lugar” que dice así:

No soy de aquí ni de allí, 
llego demasiado pronto
o demasiado tarde

Un fondo inadecuado puede ser muy bello, incluso el mejor posible,  si se enfoca bien. Es muy útil para una buena cura de ausencia y silencio y realza las cosas sencillas que nos hacen sonreir.  

Me gusta más encontrar la solución a los problemas que hacer como si no lo fueran. Es mucho más estimulante

Foto MAQ

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viernes, 24 de octubre de 2014

“El desierto del amor” o una “espinosa alegría”


“Reencontré” a Charles Moeller –aquí comparto un encuentro parecido, el de Suso Ares Fondevilla-,  con motivo de una corta estancia en Lovaina. Desde entonces leo con interés sus escritos sobre Literatura del siglo XX. Su estudio sobre André Gide me llevó a François  Mauriac,  y acabo de “beber agua fresca” en su obra El desierto del amor que nos pinta el triste desierto de las pasiones con la desnudez y sencillez  de la verdad, tan rica en matices.

Con esta lectura anidando en mis adentros, voy y vengo,  paso a paso,  hacia mi estudio, sin poder evitar esta “mirada plástica” que va conmigo y pone el zoom de la cámara en  las minúsculas cosas bellas que me muestra la naturaleza como afines a los pensamientos que me rondan. Son pequeñas “alegrías” que inspiran mi día y mi  trabajo


Foto MAQ

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…Y ahora  regreso a un fragmento (pie de página) del texto que me llevó a esta buena novela:
La “alegría” de que tan frecuentemente habla Gide es, en el fondo, idéntica a lo que Bergson llama “el placer”, distinguiéndolo de la “alegría” que irradian los héroes y los santos. El placer (incluso el legítimo) es pasivo, individual, incomunicable; disminuye en intensidad cuando se procura comunicarlo; en fin, se agota rápidamente. La alegría, por el contrario, es la culminación de una acción desinteresada (por tanto libre, según Bergson); es acción, construcción; irradia por sí misma, y crece al comunicarse; en fin, se renueva por sí misma, porque es inagotable. Ya San Gregorio decía que lo que distingue a los “bienes materiales” es que, cuando no se poseen,  parecen totalmente deseables, mientras que, tan pronto como se los gusta, sacian y hastían; los bienes “espirituales”, por el contrario, cuando se está privado de ellos, parecen faltos de realidad; mientras que, cuando los gustamos, no podemos hartarnos de ellos….(Charles Moeller. Literatura del siglo XX y Cristianismo)

Por contraste con las imágenes anteriores, así veo la luz de las pasiones que tan delicada y minuciosamente nos describe El desierto del Amor

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lunes, 4 de agosto de 2014

"Dos ciudades", de Adam Zagajewski, y un pueblo del Somontano

Impresiones, fotografía y montaje de Inmaculada Cuesta (MAQ)




Dos ciudades, de Adam Zagajewski, y un pueblo del Somontano 

“El ritmo de las horas” es una sucesión de imágenes de un trozo de verano rural, que el descanso me sugiere hilvanar entre pensamientos visuales y el lenguaje de las manos.

Renunciar a la actividad habitual y a sus inquietudes a cambio de ESTAR (expectante…) en un entorno nuevo,  permite refrescar la mirada. En esta ocasión he admirado la sencillez de la gente sentada a la puerta de casa, en plazas y calles; señores de su calma y de sus pensamientos, conversaciones y panoramas. Seguramente no los volveré a ver, ellos ni me han visto, ni lo saben, pero me han regalado el ritmo de sus horas para recordarme que para mí el tiempo –el tiempo necesario para madurar, corregir un error o llegar a ver las cosas claras- es algo vital e imprescindible. En mi caso, la maduración nunca será un proceso definitivo, acabado. Siempre estaré presto a cometer un nuevo error y, después, intentaré comprenderlo y corregirlo. Usque ad finem (*)

Así lo he visto en los vuelos cíclicos de palomas en torno a una humilde cascada; repiten el recorrido una y otra vez con distinta gracia, con nuevo aire, en otra compañía

El mismo ritmo sereno del tiempo me ha descubierto las bellísimas abstracciones de los árboles de sombra en la desnudez de sus troncos a la última luz de la tarde.

Caprichos de la inspiración…

Las palabras del escritor polaco lo describen mejor: En la creación se manifiestan elementos que no tienen mucho que ver con la memoria, como por ejemplo la innovación o la rebeldía, ambas guasonamente reacias a la remembranza. En la creación hay también un “je ne sais quoi” fundamental y desparpajado que, por su propia naturaleza, se escapa a cualquier definición. Pero esto es justo lo que transforma el barro en escultura, las palabras en poesía y los crujidos en música. Después acude la memoria para tender puentes entre los instantes de clarividencia. ¡Cuán importante y necesario es esto! Sin embargo, para tender un puente primero hay que dar con el río. ¡Y eso se dice pronto!

Inmaculada Cuesta. Agosto de 2014

(*) ADAM ZAGAJEWSKI, “Dos ciudades”